jueves, 27 de diciembre de 2012

Extra de maquillaje estadístico para las víctimas de violencia de género



O de como los datos oficiales de las instituciones del Gobierno y los datos reales de las organizaciones feministas se contradicen.
 
A penas faltan 4 días para que finalice este año 2012. Este desastroso año que se puede definir utilizando términos como “crisis”, “estafa”, “copago”, “repago”, “tazaso”, “desahucios”, “suicidios”, “recortes”, “huelgas”, “corrupción política”…  Vamos, el año internacional del desmantelamiento del Estado de Bienestar por unas/os vanidosas/os y corruptas/os gobernantes, tanto nacionales como internacionales, que han decidido que nuestras vidas son su mercancía y con ellas comercian como si no nos diéramos cuenta.



En estas fechas, además del desfasado e hipócrita mensaje del Rey, al que afortunadamente hace caso menos gente cada año, comienzan a ver la luz los resúmenes, noticias y estadísticas sobre los acontecimientos más relevantes del año. Entre ellos se encuentran datos relacionados con el empleo, con el número de desahucios, con el número de jóvenes que han tenido que abandonar el país para buscarse la vida… En definitiva, números que reflejan de manera cuantitativa como va la situación del país pero que no reflejan datos cualitativos como el dolor, sufrimiento, ansiedad y desesperación por el que está pasando la ciudadanía de este país.



Pero no es mi intención hablar de lo que acontece estos días en los medios de comunicación –pues cualquiera que disponga de unos minutos y aún le quede estómago para saber lo que sucede en nuestro país, o lo que quieren contarnos, puede echar un vistazo a la red, a la televisión…-. El objetivo de este post es centrar la atención en los informes y datos estadísticos que aparecen estos días, recogidos a lo largo del año 2012, y que tienen que ver con la consecuencia más extrema de violencia de género, es decir, con las víctimas de dicha violencia que han pagado con su vida el estar inmersas en esta cultura patriarcal. Las mujeres y sus hijas/os a las que se les ha arrebatado la vida, como de las relaciones de desequilibrio de poder que se producen entre hombres y mujeres y en la que las víctimas, -le pese a quien le pese- son las mujeres.



Esta mañana del 27 de diciembre de 2012, aparecía el períodico digital 20minutos.es una noticia titulada “Sólo 8 de las 46 mujeres asesinadas este año por violencia de género, había denunciado”. Y con sólo leer el titular ya empezó el tradicional escalofrío cuando intuyo que lo que voy a leer en las siguientes líneas va a crearme una serie de preguntas que tardaré en poder responder. Porque, vamos a ver, ¿qué significa eso de 8 de 46 habían denunciado? Soy muy retorcida o se está diciendo, entre líneas y de una manera frívola, que las mujeres han muerto porque no denunciaron lo suficiente. –Aunque claro, tal y como afirman los forofos de este Gobierno “las víctimas de violencia de género están denunciado por encima de sus posibilidades”. Continuo esperando el día en el que esos forofos interioricen que a las mujeres se nos está agrediendo a diario por encima de las posibilidades de cualquiera-.



Cierto es que las denuncias y las medidas de protección son un instrumento incuestionable para proteger la vida de las mujeres y sus allegados pero, ¿no es igual de cierto que si este gobierno se ha dedicado en los últimos 12 meses a desmantelar todo el sistema de protección y atención integral a las víctimas de violencia de género, estas no podrán hacer uso del mismo? ¿No se dan cuenta de que estas mujeres no sólo están siendo víctimas a manos de sus parejas sino también a manos de las instituciones? ¿O que son víctimas de las medidas de algunos ministros que hacen que la justicia sea de “repago”? O simplemente, quien haya escrito este artículo ¿no se da cuenta de la situación psicológica de miedo, terror y shock en la que se encuentran las mujeres víctimas de violencia de género?

Datos reales /datos oficiales de las víctimas de violencia de género 2012.

Viñeta: "Yo no soy feminista pero"... "Simplemente pasando por ser decorativas es un poco aburrido". "En realidad, yo realmente soy feminista".


Dejando esas cuestiones de lado –por el momento- y otra tan básica como que sólo en el título del artículo se habla de “víctimas” y en el resto de la noticia se habla de “muertas”, cuando es más que obvio que sí, desgraciadamente están muertas pero si lo están es porque es el resultado final de ser ASESINADAS. Ya sabemos que las mujeres han fallecido pero es preciso dejar claro que han fallecido porque algún hombre LAS HA MATADO. En dicho artículo no se refleja que son víctimas de la violencia de género, son fríos números y datos estadísticos, son mujeres que han muerto. Pero, además, ¡oh qué suerte!, “es el año en el que menos mujeres han muerto por violencia de género desde 2003, según el Ministerio”, dice la noticia. Y ahí es donde yo quería llegar.



Cuando se habla de los datos relacionados con las víctimas de violencia de género nos enfrentamos con el binomio datos oficiales/datos reales, y el dominio del maquillaje estadístico que tiene, en este caso en concreto, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.  Según la RAE –sí, sé que quienes componen dicha Academia tiene un carnet del club “Misogino-men” y que las definiciones que proponen están cargadas de prejuicios machistas y obsoletos, pero es lo que tenía más a mano-, en su edición online el significado de la palabra Oficial es: “Que es de oficio, o sea que tiene autenticidad y emana de la autoridad derivada del Estado, y no particular o privado”. O sea, lo que dicen las Instituciones del Estado, lo cual en este momento es un poco contradictorio teniendo en cuenta la falta total de credibilidad de quienes gobiernan. Y, por otro lado, define la palabra “real” como: “que tiene existencia verdadera y efectiva”. Entiéndase, lo que realmente sucede.



¿Y por qué hago esta aclaración? Ahí va la respuesta. Según datos oficiales del Gobierno de España, el número de víctimas de violencia de género en lo que va de 2012 asciende a la terrible cantidad de 46 mujeres. Para determinar dicha cantidad el Gobierno usa como parámetros la definición que aparece en la Ley Orgánica 1/2004 de Protección Integral de las víctimas de violencia de género. Concretamente en el artículo 1º en la que entiende como Violencia de Género la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”. Es decir, que utiliza como argumento el que la víctima mantenga o haya mantenido algún vínculo afectivo con el agresor.



Pero, según datos Reales de la Red Estatal de Organizaciones Feministas contra la Violencia de Género, el total de víctimas de violencia de género cuyos casos se conocen han sido de 72. Es decir, 26 mujeres de diferencia. ¿Y esto por qué ocurre? Pues porque la Red Feminista utiliza en su sistema para computar aquellos casos cuyas características –tras hacer las comprobaciones pertinentes- se ajustan a la recogida en la definición de” Violencia contra la Mujer” que recoge la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer / Resolución de la Asamblea General de 48/104 del 20 de diciembre de 1993. Y en la que se computan todos los casos de violencia de género, incluidos los producidos por asalto sexual con resultado de muerte o como consecuencia del tráfico de mujeres o prostitución, etc. Es decir, que incluye otras formas de violencia de género como la prostitución, la trata de mujeres, las agresiones sexuales, además de tener en cuenta otros datos –aunque no computen- como los de “víctimas indirectas” de estos casos que normalmente se corresponden con terceras personas: vecinas/os que intentan proteger a la víctima, familiares, etc.



Es decir, que ni los datos abalados por el Gobierno son tan buenos como quieren hacernos creer –y no lo serán hasta que no dejen de existir muertes de mujeres por el simple hecho de serlo- ni son tan reales como nos quieren vender. Son datos oficiales, dotados de alguna credibilidad y determinados según parámetros muy cerrados limitados por vínculos afectivos con el agresor. La realidad está en la calle, en la sociedad, en el día a día y los datos resultantes de dicha realidad no se registran en ninguna estadística. Mujeres que se suicidan como resultado de relaciones marcadas por el machismo y la consiguiente violencia en la pareja; mujeres que pierden todo y en muchos casos la vida como resultado de la estructura patriarcal en la que se sustenta este sistema y en la que las mujeres ocupamos el último escalón; mujeres que enferman de manera crónica ya que las leyes actuales son incapaces de darle respuestas a sus situaciones. En resumen, mujeres invisibles.



No obstante, además de tanto los datos oficiales como los reales que conocemos, no podemos olvidarnos del resto de víctimas de esta desastrosa lacra social que es el machismo: las hijas e hijos de estas mujeres, que no sólo pierden a su madre sino que deben cargar el resto de sus vidas con que sus padres son unos asesinos; así como el resto de familiares, amigas/os y conocidas/os de las víctimas cuyas vidas quedan marcadas para siempre. Y tampoco debemos olvidarnos de las feministas, que sabemos no sólo que detrás de cada uno de estos terroríficos casos existen muchas vidas, sino que conocemos y hemos dejado claro a lo largo de la Historia que hasta que quienes gobiernan, legislan y toman decisiones desde sus altos cargos no se conciencien del este problema y tengan en cuenta las propuestas existentes para luchar contra semejante situación, las muertes y sus efectos colaterales jamás terminarán.


27 de diciembre de 2012.

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