domingo, 18 de enero de 2015

Carnaval de Santa Cruz: el disfraz de la LGBTIFobia.

El año en el que los pitos
iban a sonar a ritmo de LGBTIFobia.

Desde allí donde la memoria no alcanza, ocurre cada seis de enero, en el municipio de Santa Cruz de Tenerife, un acontecimiento que mantiene a residentes y no residentes, en un estado de "abducción cerebral" durante unos dos meses. Y es que, justo en ese instante en el que las familias finalizan la cena del día de reyes y las criaturas por fin duermen tras un día de excitación innecesaria, se baja un telón y comienza un nuevo capítulo con el que mantener a la ciudadanía entretenida... ¿las rebajas? No, ¡LOS CARNAVALES! 

Para resumir, de la manera más simple posible, se podría decir que los carnavales de Santa Cruz son un ejercicio con implicación de la mayor parte de agentes que intervienen en la comunidad: Personal político dando subvenciones a diestro y siniestro con la finalidad de rascar unos votos, digo, de ofrecer un gran carnaval; el sector empresarial realizando sus inversiones... disfraces, quioscos... y, por último, el más importante, ¡el pueblo! -qué bonito, joder, si tuviera bigote sería Pablo Iglesias-.

Y es que otra cosa no -y no, es que no-, pero creatividad y ganas de estar en las calles no falta. Concursos de comparsas, de rondallas, reinas del carnaval de todas las tallas, tamaños y colores, cabalgata, carnaval de día, carnaval de noche, concursos de disfraces... vamos, que el que no se divierte es porque no quiere. Pues bien, entre tal cantidad de eventos existe uno que, actualmente, convoca a más gente que el resto. Es un acontecimiento al que acude tanta gente que tú vas un día por la calle y dices, "¡vaya, por fin la gente se está movilizando porque Canarias tenga una tasa de desempleo del 31% frente al 24% de la media nacional; o porque vayamos casi de los últimos en la cola en la implantación de la Ley de Dependencia o...!". Pero no, la realidad es que son las colas para hacerse con una entrada para "¡la final de las murgas adultas!".

En este momento habrá quien se pregunte, "¿y qué demonios es una murga?"... pues aquí pongo un vídeo y agilizamos el proceso. VÍDEO.

En fin, pues entre todas las murgas existe una que se llama "Afilarmónica NiFú-NiFá"... que no es una murga propiamente dicha pero hacen básicamente lo mismo. Se suben al escenario y presentan sus temas de crítica. La diferencia con el resto es que ellos no concursan. Es algo así como el consejo de sabios carnavaleros al que todo el mundo -se supone- quiere escuchar por eso de las tradiciones y que son un referente del carnaval capitalino. Pues bien, a la "Afilarmónica NiFú-NiFá", el exceso de años usando pintura para la cara no apta para piel humana los ha intoxicado afectado directamente al cerebro o eso es lo que quiero pensar, pues me parecería muy injusto tener que afirmar otra cosa. Es decir, que dicha "afilarmónica" está compuesta por un grupo de señores -porque no, no hay mujeres- retrógrados y patriarcales, que bajo la bandera de la crítica y la ironía nos han querido colar una canción que rezuma lgbtifobia en cada uno de sus versos...

SOMOS MAYORÍA - AFILARMÓNICA NIFÚ-NIFÁ.

Leída la letra, aquí no la vamos a analizar pues es toda la memez, una de las primeras en dar la voz de alarma fue Carla Antonelli, así como la Asociación LGBTI Algarabía solicitando la retirada de la canción. Es más, algún que otro político, ¡sorpresa!, como el concejal de Igualdad del Ayuntamiento, el socialista Tino Guzmán Plasencia, le ha pedido al director de la murga su retirada, advirtiendo del daño que puede hacer a "los jóvenes de la ciudad".

No obstante, la cuestión no gira en torno a la rápida respuesta que asociaciones y activistas por la igualdad y los derechos de las personas LGTBI han tenido. ¡Gracias! El problema gira en torno al contenido de dicha canción. ¿De verdad hay gente que se mantiene en este punto? ¿De verdad seguimos con los prejuicios y estereotipos absurdos? ¿Seguimos con el "maricón" como insulto? ¿Seguimos...? ... Sí, seguimos, pero la sorpresa viene ahora puesto que una, jugando a los escenarios hipotéticos, podría intentar convencerse que es sólo el letrista de la Nifú-Nifá... que es de naturaleza cromañona. ¡PERO NO! 

La sorpresa viene al preguntarle a los directores y directoras de otras murgas, como representantes de sus grupos en los que las posibilidades de que haya personas homosexuales son elevadísimas, opinan sobre la canción aludiendo a "¡¡¡la libertad de expresión!!!"... así como mucha gente en las redes sociales en las que se puede leer qué "¿si en los carnavales nos metemos con los políticos, por qué no con los maricones?"... Vaya... que profundidad de pensamiento, joder. ¿Qué te parece por eso del respeto a la dignidad humana? O... ¿a la no discriminación? ¿O... a la igualdad? ¿O quizás porque en el último año se han incrementado las denuncias por ataque homófobos en España? ¿O a lo mejor te convence más conocer el porcentaje de menores que sufren acoso escolar por su condición sexual? ¿A lo mejor te impacta más si conoces directamente a menores que se han suicidado porque no pudieron soportar la presión a las que estaban sometidos? Mira, te la presento, se llamaba Carla y se suicidó con apenas 14 años..., ahora coges y le explicas a su madre que todo era una broma, ¿sí? Que bueno, que era la libertad de expresión, ¿vale?

Por favor, utilicemos el cerebro o, como mínimo, intentemos usar coherentemente el pedazo de "goma eva" que nos hayan puesto en su lugar. Hay temas en los que las bromas sobran. Es como pasarse el año realizando campañas para la educación en la igualdad y sin violencia, y para la resolución de conflictos de forma pacífica y que luego llegue, por ejemplo, el Papa, y diga que si insultas a tu madre te daría un puñetazo... ¡ah, joder, qué eso pasó de verdad! 

Afortunadamente y volviendo a la complicidad de la sociedad todavía hay esperanza y es que, Canarias se convierte en la primera comunidad autónoma con un colegio en el que se prohíbe explícitamente la LTBFobia... 

El Colegio PEPE MONAGAS el primer CEIP en visibilizar la prohibición de discriminar.



La Opinión de Tenerife: "Desagradable" y "De muy mal gusto".