viernes, 13 de diciembre de 2013

La incomprensión de las feministas.

#AlertaFeminista

¡Bueno mujer, no será para tanto! ¡Pero no te alteres! ¡Es que esas no son formas! ¡Estás histérica! ¡Antihombres! ¡Feminazi! ¡Bruja! ¡Hembrista!...


Y, mi favorita, "¡Es que si gritas pierdes la razón!". Ajá, tiene toda la lógica del mundo porque esto quiere decir que si viene un Ministro, de cuyo nombre no quiero acordarme, y decide retroceder a la España más conservadora, aprobando e imponiendo unas leyes machistas, paternalistas y controladoras con la sexualidad de las mujeres y yo elevo la voz para decirle que eso ni se le pase por la cabeza porque es injusto, instantáneamente pierdo la razón. ZASSSSS (espero que nadie lo haya leído muy alto porque habrá perdido la razón). Y lo que es más importante aún, si yo pierdo la razón quiere decir... ¿que la tiene él? Pues entonces aquí hay algo que no me cuadra. Porque si grito, aún teniendo la razón, la pierdo pero si no grito él va a seguir aprobando sus leyes sin que nadie lo detenga... ¡Espeluznante!

Pare reflejar la incomprensión de las feministas he elegido unas expresiones que resumen sólo una milésima parte de las estupideces a las que a diario debe hacer frente una feminista cuyo objetivo, demasiado ambicioso al parecer, es alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres. Objetivo admirable, nadie lo puede negar y reitero que nadie lo puede negar porque un movimiento que pretende liberar de la discriminación y la sumisión a la mitad de la población para que la totalidad de la sociedad disfrute de sus beneficios no puede ser juzgado como negativo por nadie. ¿O sí?


El problema está en que para poder alcanzar dicho objetivo es preciso llevar a cabo muchas acciones de tipo educativo, de sensibilización, de reivindicación, de visibilización de situaciones injustas... y claro, ahí debe estar lo incómodo del asunto. Porque con estas acciones se están sacando a la luz la discriminaciones, las injusticias y la basura en general en la que sustenta esta sociedad, esta basura que, dicho sea de paso, siempre recae sobre nosotras, las mujeres.

Porque vamos a ver, ¿a quién no le gusta disfrutar de sus derechos fresquitos? ¿A quién no le da seguridad enfrentarse a una situación y saber que tiene las de ganar porque la ley la respalda? Mmmm, conmovedor.

La cuestión es que, para que eso suceda, es preciso que primero se haya llevado a cabo muchas acciones, movilizaciones, concentraciones, reivindicaciones, exigencias y/o campañas para demostrar que una situación es discriminatoria con las mujeres y ahí ya la gente se pone quisquillosa. ¿Creerán estas personas que te miran con caras asombradas y susurran a tus espaldas que los derechos y las garantías legales les caen del cielo? ¿Creerán de verdad que las leyes no son injustas y heteropatriarcales? ¿Creerán de verdad que leyes, elaboradas mayoritariamente por hombres, para legislar sobre el cuerpo de las mujeres, tienen como objetivo final garantizar nuestros derechos y no, como sucede, tener un fin paternalista y controlador para tutelarnos como si fuéramos eternas niñas? ¿De verdad hay alguien que siga creyendo eso? 

Dentro de una semana, dos a lo sumo, ya ha "amenazado" el Ministro de Justicia que se procederá a la modificación de Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Las redes sociales empiezan a caldearse, las asociaciones de mujeres, movimientos feministas y demás empiezan a establecer líneas de acción como #AlertaFeminista: "Pacto entre mujeres por los derechos sexuales y reproductivos y de la IVE" o la concentración ante el Ministerio de Justicia.

http://alabortaje.blogspot.com.es/?m=1
Para suscribir el "Pacto entre Mujeres" pincha aquí

No obstante, mientras parte de la población se va movilizando para luchar por los derechos de todas las mujeres tendremos que seguir escuchando...

¡Bueno mujer, no será para tanto! ¡Pero no te alteres! ¡Es que esas no son formas! ¡Estás  histérica! ¡Antihombres! ¡Feminazi! ¡Bruja! ¡Hembrista!...

martes, 10 de diciembre de 2013

Cuando la ignorancia gobierna: derechos sexuales y reproductivos.

La primera semana de diciembre, al hilo de los actos "celebrados" con motivo del llamado 25N... al que esta que escribe llamaría 365D, se celebraron en Santa Cruz de Tenerife las jornadas formativas: "Los derechos de las mujeres son derechos humanos: el caso del aborto".

Las ponentes que por ellas pasaron, profesionales de diferentes ámbitos, permitieron a las asistentes menos entendidas en el tema impregnar sus cerebros de teoría y realidad sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en la actualidad y, para las más versadas, no me importaría arriesgarme a afirmar que pudo ser el lugar adecuado para la matización de determinadas dudas, ideas y/o conceptos.

Entre las ponentes estaba Dª Ana de Miguel Álvarez, Profesora de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid quien consiguió mantener al auditorio en el más absoluto silencio haciéndonos reflexionar sobe la genealogía machista; la doctora Yanira Hermida Martín quién hizo un recorrido por los casos de mujeres de la isla de Tenerife que durante la dictadura fueron encarceladas bien por "abortar" o bien por cometer "infanticio"... dejando en evidencia la doble moral de la cultura patriarcal en la que las mujeres, hiciésemos lo que hiciésemos, íbamos a ser penadas. Hubo representantes del ámbito sanitario y social hablando sobre IVE en menores de 21 años, Lara Alcázar representando a FEMEN, la abogada Alicia Mújica sumergiéndonos en un recorrido por nuestras paternalistas, a la par que machistas, leyes españolas. En definitiva, un enriquecimiento feroz tras haber escuchado a estas profesionales que trabajan directamente en ámbitos relacionados con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres (DSyR), tanto desde el ámbito sanitario, como jurídico y/o social.


Sin embargo, el estupor más absoluto se apoderó de las allí presentes cuando comenzó la "Mesa política y debate. Representación local". Ésta estaba constituida por representantes de cuatro grupos políticos del Ayuntamiento de Santa Cruz: Partido Popular, PSOE, Coalición Canaria y Sí Se puede (Alternativa Sí Se Puede Por Tenerife). 

Los hechos que a continuación narraré, aunque de manera descontextualizada pudieran resultar hilarantes son, en el fondo, deprimentes, indignantes y cuánto menos humillantes. Y reitero que humillantes porque lo son, tanto para las mujeres en general como, en particular, para las profesionales que trabajan arduamente para hacer cumplir las leyes de DSyR a pesar de los minúsculos márgenes de maniobra que la actual ley les permite; a pesar de eterna tutela que las leyes españolas quieren (y lo consiguen) ejercer sobre nosotras las mujeres; a pesar del recorte constante de medios y recursos para garantizar una atención de calidad a las mujeres que deciden abortar.

¡¡Que comience el espectáculo!!

A dos de las representantes las pasaré por alto básicamente porque estaban allí, intuyo, más para escaparse del despacho y recibir un nada merecido aplauso que para reivindicar y exigir los DSyR o, al menos, fingir que sabían de lo que las jornadas trataban. Y digo esto porque puedo resumir la intervención de una de ellas en "no se puede separar la relación de mujer-política-madre"... ¡HORROR! Y la otra dándole las gracias a sus padres por haberla educada en la igualdad... Y al más puro estilo Rajoniano puedo decir "FIN DE LA CITA".

Y llegó el turno de la representante del PP, representante que, dicho sea de paso, ya había dejado clara cual era su posición, o la de su partido político, unos días antes en una sesión del Ayuntamiento en la que el Colectivo Harimaguada, presente también en estas jornadas, presentó y consiguió que se aprobara una "moción que rechaza la reforma de la ley que prepara el PP y defiende el aborto como derecho universal y en la sanidad pública".

Resumiendo. Tras un cordial saludo a las allí presente y tras haber dejado clara la necesidad de que en las mesas de debate político estén presentes todos los puntos de vista sobre un tema -tal y como hacen los actuales ministros cuando toman decisiones que llevan al abandono más absoluto a la ciudadanía, ejem-  afirmó, en el tono más solemne y sin apenas parpadear lo siguiente. Evidentemente no puedo hacer una transcripción literal pero como estudié la E.S.O. aún puedo extraer la idea principal de un texto... Y dice así:


Antes de venir a estas jornadas he buscado en Internet la relación entre Violencia de Género y Aborto y no he encontrado ninguna, por lo que deberían hacerse unas jornadas sólo para hablar del aborto... La seguridad en sí mismos que tienen algunos seres humanos no deja de asombrarme, desconcertarme... 


Como vemos, en primer lugar, "tuvo que buscar información en Internet" para ser capaz de encontrar la relación... porque claro, supongo que no es lo suficientemente evidente que sea VIOLENCIA PATRIARCAL el hecho de que exista una ley que sea para regular, controlar y penalizar la fertilidad, el cuerpo y la salud de las mujeres y no para garantizar las medidas sociosanitarias adecuadas para que el derecho, que es único y exclusivo de nosotras las mujeres, de abortar se lleve a cabo con la mayor calidad posible.


Segundo, o esta representante política no fue al colegio o le tocó algún plan educativo que no incluía la comprensión lectora. ¿Cómo que unas jornadas exclusivas para el aborto? ¿Se habrá leído el título completo? El caso del aborto significa que las jornadas se iban a centrar concretamente en el aborto teniendo en cuenta que resulta imposible desvincularlo de la violencia patriarcal que, por cierto, el partido al que había ido a representar ejerce de una manera bastante contundente, sin miramientos vamos. Todo esto, sería desalentador si no fuera porque la representante de Sí Se Puede le dio un repaso teórico explicándole la relación de una manera, pedagógicamente hablando, impecable.




La mesa política siguió su curso y mejoró mucho cuando las personas asistentes comenzaron a dejar el asunto claro o, lo que viene siendo lo mismo, les dieron un repasito sobre la realidad del asunto que hizo temblar los cimientos del patriarcado. Puedo que sólo un ratito, pero temblaron.

Y las preguntas que yo me planteo y que he tenido una semana macerando son muchas y se amontonan y aparecen otras nuevas y... ¿cómo es posible que sigamos debatiendo sobre el derecho a abortar si es un derecho humano? ¿Por qué insisten en legislar sobre nuestros cuerpos, por qué? ¿Por qué en vez de malgastar nuestro dinero en elaborar leyes para controlar nuestra capacidad reproductiva, que intuyo envidian de manera desmesurada, no se centran en garantizar que podamos decidir libremente si queremos o no ser madres? ¿Cómo es posible que los hombres establezcan las normas sobre una capacidad que es única y exclusiva de las mujeres? Y, viendo la representación política, ¿de verdad las personas que hacen estas leyes injustas y asesinas tienen esos conocimientos sobre los derechos de las mujeres? ¿De verdad? ¿El garantizar la dignidad de nuestras vidas está en mano de estas personas? ¿Me estoy volviendo loca o los locos son los demás?

sábado, 30 de noviembre de 2013

El poder de decir "¡soy lesbiana!".


...o bollera, o tortillera, o "come-coños", 
invertida, "contranatura" y así, un largo etcétera. 


Propondría, incluso, utilizar y hacer nuestras aquellas palabras que puede (100% probable) que hayamos escuchado algunas vez de boca de algún machirulo descerebrado para referirse a alguna mujer lesbiana. Dotar al concepto de un nuevo significado y una connotación positiva les obligará a utilizar su cerebro en busca de nuevos términos... 

Pero centrándonos, ¿qué razones existen para que tengamos que decir bien alto, claro y públicamente que somos lesbianas? Alguna lectora habrá torcido el gesto y pensará, "¿Pero qué dice está bollera? ¿Que manía con sacar a todo el mundo del armario? A nadie le interesa mi sexualidad, eso forma parte de mi intimidad y mi vida yo la vivo como me da la gana?". Y, sin duda, yo le daría toda la razón y un poco más si no fuera porque vivimos en una sociedad en la que, sin (mucho) ánimo de ofender, existen personas que sienten una necesidad incontrolable de entrometerse en la vida de las demás y, por supuesto, opinar sobre ella sin pudor alguno. Obviamente, hago referencia a personas cuyas vidas están inmersas en un bucle de mediocridad lo que les lleva a malgastar sus existencias en estar pendientes de la vida ajena y no de la propia. ¿A quién no se le viene a alguien a la mente?

Campaña contra la homofobia en Rusia.


Es posible que llegue el día, de verdad lo deseo, en el que el hecho de con quién nos acostemos o nos levantemos -o tengamos un encuentro cárnico casual en la calle...- no sea tema de cotilleo. Una sociedad en la que no habrá diferencias legales, ni sociales, ni de ningún tipo basadas en la sexualidad de las personas y en la que podremos vivir armoniosamente sin necesidad de estar constantemente siendo etiquetados por pertenecer a un determinado grupo social o colectivo. No obstante, y hasta que ese utópico momento llegue, les presentaré tres poderosas razones por las que es necesario decir alto y claro...


¡SOY LESBIANA!

Razón nº1: POR AMOR PROPIO Y BIENESTAR EMOCIONAL.

El largo (o no) proceso en el que vamos descubriendo nuestra orientación sexual suele culminar, de manera más o menos repentina, con una "salida oficial del armario". Un momento, que muchas hemos vivido como aterrador (o no), en el que hay que decir abiertamente lo que somos y cómo nos sentimos (esta última parte es optativa dependiendo del grado de extroversión de cada una). Ese momento liberador en el que te quitas de encima los cuatro sacos de 20 kilos cada uno, que durante años has llevado a la espalda, y que te impedían desenvolverte libremente por la vida.

Algunos sentimientos con los que nos podemos enfrentar son el miedo, la angustia, inseguridad, "¿y si me dan la espalda?" "¿y si dejan de hablarme?" "¿y si me quedo sola?"... Es "normal" sentir todo esto, -normal en esta sociedad heterocentrista quiero decir, básicamente porque todavía no se ha dado el caso en que una hija al llegar a su casa diga: "Mamá, tengo algo importante que decirte, soy heterosexual-. Y en ese momento su madre rompe a llorar y se deshidrata de soltar tanta lágrima...

No obstante, ¡no hay que preocuparse! (en exceso), porque para hacer este hecho más llevadero podemos comparar el momento de "la salida del armario" con pasar un "anti-virus" a nuestros ordenadores... 

¿Pero qué dice esta invertida?


Es muy sencillo. En este intento de metáfora informática el papel de "ordenador/sistema operativo" estaría representado por las personas con las que nos relacionamos cotidianamente. Y, a su vez, el papel de "anti-virus" estaría representado por la frase y el momento de decir públicamente "Soy lesbiana".

Por ello, si de manera muy general podemos decir que el objetivo de pasar el "anti-virus" es eliminar todos aquellos archivos y demás elementos que pueden ser dañinos para nuestro sistema operativo, el objetivo de decir "soy lesbiana" consiste en pasar un filtro a nuestro entorno para detectar a aquellas personas que, por el hecho de mostrarnos como somos, -bolleras, lesbianas, tortilleras...-, querrán excluirnos, hacernos daño o cualquier cosa que se nos pase por la cabeza. Pues no todo el mundo está capacitado para entender que el hecho de reconocer abiertamente el lesbianismo el único cambio que supone es que nos convertimos en personas más sinceras tanto con nosotras mismas como con los demás.


Y es que, ¿qué es más importante? ¿Tener 30 amigos y disfrutar de la vida a medias, no mostrándonos como somos, para no perderlos o tener 15 que realmente te quieren como eres? Ahí lo dejo.


Razón Nº2: VISIBILIZACIÓN DE LAS LESBIANAS: EDUCACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN.

Esta es una razón de tipo educativa que supone que los demás se replanteen sus esquemas mentales. En ella partimos de la premisa real que afirma que "la mayor parte de las personas con las que nos relacionamos son heterosexuales", lo que implica que un alto porcentaje de ellas no se habrán planteado, ya sea por falta de tiempo o de neuronas, la posibilidad de que existan otras formas de vivir la sexualidad. O lo que es lo mismo, que por sus mentes corre la idea básica de "todas las mujeres son heterosexuales hasta que se demuestre lo contrario", es decir, hasta que utilicemos el todo poderoso "soy lesbiana".


El hecho de decirle a alguien con quien nos relacionemos que somos lesbiana tiene, entre otros muchos beneficios, tres fundamentales:

1.- Visibilización de las mujeres lesbianas.


2.- Educación: El hecho de que una persona tenga un referente real de lesbiana les permitirá, si así lo quieren, ir paulatinamente desprendiéndose de los mitos y estereotipos con los que ésta sociedad pretende etiquetarnos: "las lesbianas queremos ser hombres"; "en las relaciones entre lesbianas una hace de mujer y otra de hombre"; "las lesbianas anhelan tener un pene"...en fin, todo un listado de memeces varias.


de esos rígidos esquemas mentales les lleven a pensar que todas somos heterosexuales.


3.- Sensibilización: una vez que conocen a una lesbiana real -no de película porno hecha para hombres y respondiendo a sus deseos-, y pueden relacionarla con aspectos positivos comenzará la sensibilización. La cual consistirá no sólo es ser más cuidadosos a la hora de relacionarse con los demás no dando por hecho que todo el mundo es heterosexual sino que pasarán esa idea a otras personas con las que se relacionen... Poderoso efecto el de ser lesbiana.


Razón Nº3: EVITAR SITUACIONES INCÓMODAS.

Si la razón anterior era de tipo educativo ésta tiene un claro objetivo de prevención. El poder de decir "soy lesbiana" en este caso concreto reportará beneficios, por un lado, a aquellas personas que dando por hecho nuestra heterosexualidad encarrilan sus conversaciones entorno a nuestra relación con los hombres (de tipo sexual) y, por otro lado, nos eximirá a nosotras mismas de participar en conversaciones que no nos resultan cómodas o interesantes o, en última instancia, nos evitan dar algún tipo de respuesta grosera.

EJEMPLOS REALES: es que si existen no veo la necesidad de inventármelos.


La clásica situación en la que estás con un grupo de personas compuesto por amigas que te conocen y saben que eres lesbiana y una o dos que no y, azares del destino, se da un momento en el que te quedas conversando a solas con ella, la que desconoce el dato,  por el motivo que sea.


Chica: Y, entonces, ¿ cuando te vas de crucero?

Lesbiana: La semana que viene.
Chica: ¿Te vas con tu novio?
Lesbiana: No, con mi hermana y mis abuelas.
Chica: Ahhh, mejor, así puedes hacer lo que quieras y estar todo el día tomando mojitos y ligando con camareros.

Y aquí es donde debemos reflexionar si se lo decimos o no, y la lesbiana que aquí escribe, obviamente, no lo hizo.


Lesbiana: Bueno, a ver, yo soy más de beber que de chicos. -Que no se diga que no se lo puse en bandeja".

Chica: Va, tú lo que tienes que hacer es estar con un cada día y darle alegría al cuerpo. Si lo que quieres es que tenga más potencia sexual lo que tienes que hacer es.... -aquí va todo un listado de secretos sexuales que no tengo ganas de recordar-.
Lesbiana: Ah, no los conocía. -Y ahí la dejé yo que comenzara su monólogo sobre su propio "tratado de las artes amatorias heterosexuales"-.

Minutos más tarde nos reintegramos en el grupo y una de las que sí sabía que era lesbiana comenta:

Conocedora: Por cierto, ayer leí un artículo científico en el que hablaban de la posibilidad de fecundar dos óvulos... lo que pasa es que la niña que saliera sería estéril.
Lesbiana: Vaya.
Conocedora: Nada, lo digo por si piensas tener hijos con X. ¿Porque ustedes dos quieren tener hijos?

Y este es el momento culmen en el que la chica que no conocía el dato empieza a poner cara de no entender una maldita m*****ierda y desesperada sueltas un rotundo.


Dice eso porque, ¡SOY LESBIANA!


domingo, 20 de octubre de 2013

Carta de una madre: Mi hija es lesbiana, ¿y?


Mi hija es lesbiana. Soy madre de una lesbiana. Mi hija lesbiana tiene novia. Tengo una hija con novia.  Quiero a mi nuera como si fuese otra hija
           
Cuando mi hija era pequeña, ya me daba cuenta de que era una niña con identidad propia. No le gustaban los vestidos, le gustaban pantalones, las pelotas (tenía una hermosa colección), el monopatín, las carreras, los saltos, la cabriolas.

Cuando fue un poco más mayor,  pasaba horas y horas mirando capítulos de “Xena, la  Princesa Guerrera”, a la que yo un día le di el feliz apodo de “Xena, la Princesa Bollera”,  mi hija sonrió, me miró con cara de sorpresa, como si yo hubiese hecho un descubrimiento. Nunca he olvidado esa cara.

Siguió pasando el tiempo, su carácter se volvió tortuoso. Adelgazó mucho.  Había algo que no iba bien y yo, no sabía qué pasaba. La observaba, le preguntaba. No había respuesta. Pero ella, se estaba consumiendo. Tuvo algún noviete que no cuajó e incluso hubo uno al que no le vaticiné más de unas semanas, ya que tuvo la osadía de regalarle un bolso, ¡para hacerla más femenina!. Insensato. Yo veía que tenía amigas “especiales”. Todo aparentemente normal, pero, yo no estaba conforme. Me dediqué a observarla en silencio pensando y pensando qué le estaría pasando. Hasta qué alguien tan cercano a mí como ella, me dijo que le gustaban las chicas y que no sabía como decirlo.

Por fin se aclaró el misterio. He de ser sincera y decir que tuve que procesar esta información. Pero ello no impidió que tomase cartas en el asunto. Así que un día, ni corta ni perezosa, me senté frente a ella y le solté a bocajarro:
-¿Qué te pasa?, ¿que eres lesbiana y tienes algún problema con ello?

Hablamos y hablamos horas. Y mi trabajo consistió en hacerle entender, que eso, no tenía ninguna importancia para mí. Que era mi hija y que la quería por encima de todo y que no iba a permitir que estuviese sufriendo por ello. Que me daba igual que mi amiga tal o cual, la hubiese visto una noche por ahí tomando copas, abrazada o besándose con su amiga de turno. Que no iba a permitir ni chismes ni comentarios de nadie. Pues, no había nada que decir. Y que, por supuesto, no me avergonzaba, ni veía el motivo para hacerlo. Soy de la firme convicción de que cada uno mete en su cama a quién le da la gana y de que el sexo, no tiene género.

Según la conversación avanzaba, observé como sus músculos se fueron relajando. Estoy en el convencimiento, aunque nunca he sabido si así fue, de que se quitó una losa de encima.  A partir de ahí, comencé a llamarle “Mi bollerita linda”.

Pasado algún tiempo, mi  hija, volvió a reverdecer. Comenzó a caminar con paso más firme. Con la mirada más levantada. Volvió a ganar peso. Volvió a brillar.

Obra: "Madre e hija".
Hoy es una flor. Bella por dentro y por fuera. Podría utilizar mil adjetivos deliciosos para calificarla. Me bastará con decir que es una mujer buena  y una de las personas más íntegras que conozco y a la que estoy profundamente agradecida, (tanto a ella como a su hermana), pues me han enseñado en esta vida a poner en práctica algo tan difícil como la coherencia. Coherencia entre lo que siempre he pensado, lo que he dicho y lo que he tenido que llevar a cabo. Porque, sin  ser consciente  descubrí que yo  también tenía un leve prejuicio hacia el lesbianismo, como comprobé al encontrármelo de frente. 

¿Por qué digo esto? Pues porque desde nuestra más tierna infancia somos bombardeados con condicionamientos culturales, sociales, etc. Se nos inculcan unos estereotipos, una serie de roles, normas, contra las que no todos están dispuestos, saben o pueden rebelarse. Una rebelión siempre lleva implícito sufrimiento al tiempo que es un acto de valentía. Por eso, tuve que  sacudir mi alfombra interior primero, para desprenderme de mis prejuicios y así ayudar a mi hija en su rebelión particular. En su acto de valentía y enfrentamiento con el mundo.

Hoy en día, pasados los años, no tengo nada que decir al respecto. Es algo que ni me planteo, es más, es algo que ni veo. Algo en lo que ni siquiera pienso, a no ser en ocasiones determinadas, como la que me sucedió el otro día, en el que una conocida me decía que prefería que su hijo fuese homosexual antes que drogadicto. Me produjo cierta hilaridad interna, como si ser homosexual o lesbiana fuese una preferencia  que debemos plantearnos.  O como hablaba el otro día con un amigo, que me decía, que si bien todos éramos iguales y no debíamos ser discriminados ni por el color de la piel, sexo, nacionalidad, creencia religiosa, opción política, etc. No veía bien que los homosexuales perteneciesen a determinada asociación. Por supuesto, le dije que todo lo anterior que acababa de decir, quedaba anulado ante esta afirmación y que tenía un problema interior no resuelto si en verdad pensaba de esta manera.

El contar esta pequeña historia ha sido para destacar el papel tan importante que tenemos los progenitores en el desarrollo físico y emocional de nuestras hijas, en un tema tan delicado como éste. Y digo “delicado”, intencionadamente, ya que desgraciadamente, el lesbianismo y la homosexualidad, aún son tabú en muchas sociedades y aún en la nuestra.

En buena parte dependerá de nosotros que la lucha y el desarrollo y la autoconstrucción de nuestros hijos, sea hecha desde el positivismo y el crecimiento y no desde la negatividad y la destrucción.  Desde el amor y la aceptación y no desde el odio y la decepción.


            La Púnica.


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viernes, 20 de septiembre de 2013

La representación de las lesbianas en las canciones

Rosas y claveles, luna y sol, muñecas, palomas...

Tras años recopilando canciones en las que de una u otra manera se hacía referencia al lesbianismo, a historias de amor entre mujeres, etc., y debido a que no abundan las canciones en las que se refleje este hecho con un poco de objetividad y/o realismo, decidí ponerme a analizarlas y detectar cuáles eran esos elementos que hacen que no acaben de convencer, que chirríen en mis oídos.


Por ello aquí presento un breve listado con los siete elementos poco acertados en los que incurren constantemente cuando de amor entre mujeres quieren hablar.

7 elementos claves en los que se basan las canciones que hablan sobre lesbianas

Nº1: Todas las mujeres somos heterosexuales hasta que se demuestre lo contrario. Un elemento muy recurrente en las canciones que hacen referencia al amor entre mujeres es que al menos una de las dos estaba buscando o había encontrado al amor de su vida (obviamente, un hombre, guapo, atento...). Llámese este "príncipe azul", llámese este "con lo que toda mujer sueña desde niña", llámese como se les ocurra. Según estas canciones todo el mundo está programado para la búsqueda de su media naranja que, evidentemente, debe ser del sexo opuesto. Otro dato a tener en cuenta es que, nadie en estas canciones, se ha planteado su sexualidad ni en la infancia, ni en la adolescencia ni... Vamos, que según esto te pasas diez, veinte... cincuenta años de tu vida viviendo una vida heterosexual feliz y un día, ¡zasssca! descubres que estás enamorada de tu mejor amiga y mira, en vez de ir a dar un paseo como hacen todos los míercoles de 19:00 a 21:00 lo que quieres es ir a visitar sus sábanas... Simplicidad al límite. 


Ana Torroja, Mecano, en el videoclip "Mujer contra mujer".
Nº2: Aunque la canción trate del amor entre dos mujeres no se puede decir la palabra "LESBIANA", según mis nulas investigaciones, este hecho ocurre, fundamentalmente, porque todavía nadie ha conseguido encontrarle una rima asonante al término. Que si eso usen un "bollera" o algo parecido, que nos reapropiamos del término, que no pasa nada.

Sin embargo, está absolutamente permitido en el "protocolo de buenas prácticas para escribir una canción sobre lesbianas", utilizar metáforas de toda índole por absurdas que resulten. Lo mismo puede recurrirse a la flora y la fauna propia de alguna localidad, a elementos del sistema solar, lo que sea: palomas al vuelo, rosas y claveles, noche y luna, muñecas... Por el momento, nadie se ha atrevido a utilizar el polvo de cuerno de unicornio como sinónimo de relación lésbica, pero no desesperen, tarde o temprano vendrá la persona iluminada que recurra a él.

Nº3: A la persona que escribe o interpreta la canción no le importa que seas lesbiana ahora bien, amable ésta, te advierte que al resto de la sociedad sí. Es más, te avisa, no sólo que quienes te rodean no aceptan ni les gusta la manera en la que has decidido vivir libremente tu sexualidad sino que, además, te van a linchar por ello. Es un claro caso de "a mí no me importa que seas lesbiana pero, por favor, ¡discreción!", lo cual, básicamente viene a significar, "yo, como te quiero, no te voy a atacar aunque me parezca una abominación lo que estás haciendo, ahora bien para quien no te conozca (y tenga unas ganas infinitas de meterse donde no le llaman) serás presa fácil. Como ejemplo, encontramos la canción "De Manera Espontánea", en la que nos avisa "la gente las señala con el dedo acusador". Uhhh, malotes.
Sanda Mihanovich candando "Soy lo que soy".

Llegadas a este punto vamos a plantearnos una cuestión, ¿las personas que escriben/interpretan este tipo de canciones, qué tipo de posicionamiento social tienen respecto al lesbianismo? Porque vamos a ver, aún pecando de ingenuas, si alguien escribe unos versos sobre amor entre mujeres, intentando acercarse a la realidad lo máximo posible, ¿por qué demonios siempre se habla de las actitudes negativas que van a tener el resto de personas hacia las lesbianas? Si se supone que perciben en lesbianismo como algo tan natural, ¿por qué retorcida necesidad no se habla de la normalización del asunto? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no pueden escribir algo que diga, por ejemplo, "Y Patricia y Teresa no sufrieron dolores de cabeza y siguieron saliendo con sus amistades de siempre a tomar cerveza". Que sí, que los versos estos hacen que el "Toa Toa" de Jesulín de Ubrique parezca hasta profundo, pero lo importante es el mensaje. ¡Pensadlo!


Nº4: El amor entre lesbianas está prohibido y/o hay que esconderlo, es decir, INVISIBILIZACIÓN. Aquí no me voy a andar con rodeos y recurro directamente a frases textuales de canciones como, por ejemplo; "este amor es diferente a los demás está prohibido, ese amor entre mujeres está mal Dios ha querido..." del grupo Dalila. O a Merche con su "este amor es todo un riesgo", seguida muy de cerca por Ecos del Rocío con su "dicen que van de paseo y se aman a escondidas". Pero tranquilidad lesbianas terrícolas, no dejen que versos como estos flagelen sus ganas de vivir libremente su sexualidad y pasear tranquilamente por el mundo porque, si reflexionamos un poco sobre lo que dicen las canciones, ¡al final todo el mundo sabía que eran lesbianas y las últimas en enterarse son ellas mismas! Una pena, chica.

Nº5: El amor entre dos mujeres es lo más fuerte, poderoso y mágico que hay en el mundo. Es más, si creemos lo que dicen estas canciones el término "indestructibilidad" surgió después de que alguien viera a dos mujeres quererse. En serio, ni cemento, ni materiales utilizados por la NASA, ni Xena la Princesa Guerrera enfrentándose a un ejército de 100 hombres... ¡nada es más fuerte! Según el grupo Quinta Esencia "ese amor supera lo místico y lo humano bordeando otra dimensión [...] una ráfaga de magia...".



Imagen del videoclip "Has cambiado mi vida", Camela.
Nº6:Sesgos heterosexuales 
¿Y esto qué significa? Pues básicamente que por mucho empeño que quienes escriben estos versos inviertan en visibilizar el amor entre mujeres se siguen utilizando términos para referirse a la orientación sexual, y más concretamente al lesbianismo como "normal" y "diferente". Entendiendo como "normal" a la persona heterosexual y "diferente" a toda aquella que se identifique como tal. Y no quiero ser cruel pero, según esta regla, Hitler (si no se confirman los rumores de su homosexualidad) era un hombre normal y Rita Barberá... digo Lina Morgan, digo... ¡vamos, es que no me va a salir el nombre de ninguna famosa lesbiana española para demostrar que no se cumple la regla? 

Ejemplos de ello encontramos en la canción del grupo Lujuria, "no piensa que es malo ser DISTINTA a las demás" o la canción de Ecos del Rocío con su "la vida las hizo de otra manera". 


Nº7: Búsqueda incesante de las causas del lesbianismo. Y así, al más puro estilo de Darwin y su "El Origen de las Especies", algunos autores, -afortunadamente sólo he encontrado dos- se empeñan en buscar aquellos motivos que han llevado a dos mujeres a amarse. Porque no, la simplicidad de la vida y dejar fluir el amor para estas personas no existe, ni los estudios científicos, ni los factores socioculturales, ambientales.... ¡no! Los motivos por los que las mujeres se hacen lesbianas es porque ¡están resentidas con los hombres!



Imagen del videoclip, "La copla de las tres amigas", Chirigóticas.
Dicho esto voy a presentar la peor canción jamás escrita sobre amor entre mujeres, del autor y poeta de versos tan emotivos como "dale don dale", "acorrálala", "chequea como se menea"  o "de niña te hice mi mujer" -un intenso escalofrío recorriendo mi cuerpo-, el mismísimo Don Omar. Ese ¿señor? que con semejantes obras poéticas hace que Lorca parezca un principiante a su lado, se dedica a cantar por el mundo "Muñecas de porcelana". Un canto a la gilipollez cerebral, a los prejuicios más básicos, al desconocimiento más absoluto, a... Burrr. Resumiendo, según él las causas por las que las mujeres de su canción son lesbianas son porque, ¡ahí va el dato! La primera Marta, "no sale con hombres ni acepta regalos y todo por la culpa del maldito Carlos... Marta viene arrastrando la desilusión del que el hombre que amó se marchó y la dejó el mismo día de su boda"...Y claro, esto es motivo más que suficiente para este señor para justificar que Marta ya no quiera entablar vinculo de ningún tipo con un hombre... Y, lo que le ocurre a la segunda protagonista es "Nila tiene la misma edad... le gusta usar pelo corto y ropa de hombre a la moda...  Nila viene arrastrando la desilusión de qué papá la tocó donde no se debía...". 

En resumen, que según míster garrulo las posibilidades de que una mujer sean lesbianas son, fundamentalmente, que los hombres le han defraudado y/o abusado de ellas y están desilusionadas. Aquí nadie decide libremente, ni vive como le apetece, imposible. Los únicos motivos y razones por los que una mujer no quiere mantener relaciones sexuales con un hombre es porque alguno, previamente, les ha hecho daño. Grima infinita.


Una vez analizados los siete elementos claves, por no decir errores recurrentes de las canciones en las que aparecen lesbianas, pido encarecidamente a quienes a la música se dediquen que, ¡por favor pregunten! En serio, la mayoría de las personas conocemos a una lesbiana, o a alguien que conoce a una... o se va a una asociación LGTB o yo qué sé, pero vale de destrozarnos los oídos con relaciones estereotipadas y demás. Atentamente, la tabernera.


Para finalizar con un buen sabor de boca, y no pensar que todas las canciones son iguales, aquí les presento un vídeo que se publicó hace unas semanas "La copla de las tres amigas", de las Chirigóticas... Un poco de humor, un poco de sexo y sí, metáforas... (Pinchad en el título de la canción).

lunes, 12 de agosto de 2013

Películas lésbicas: lo limitado de sus finales



Finales de fábrica, sin sorpresas ni esperanzas.

En la anterior publicación osaba presentar un "esquema básico del desarrollo de una película de cine lésbico" atendiendo al perfil de sus protagonistas. Es decir, dependiendo de si una película está protagonizada por mujeres adultas o por chicas adolescentes la trama discurrirá, casi automáticamente, de una u otra manera. Así, sin margen de error.

Por ello, en el post de hoy explicaremos los posibles finales que puede tener una película de las catalogadas como "cine lésbico", "cine les", "lezmovie"... o como cada cual las codifique. Y es que ¿no es previsible que si la trama de estas películas suele responder a esquemas rígidos y fijos también lo hagan sus finales?
LIANNA, 1983.

Cuando en la época de los 90 y principios del nuevo milenio una quería satisfacer su curiosidad sobre películas en las que sus protagonistas fueran lesbianas -o que en el trasfondo hubiera algún personaje que lo fuera- las páginas webs irremediablemente te remitían a los clásicos... Clásicos ahora, en esa época era lo actual. Y así, una comenzaba viendo, ¡siempre con subtítulos! películas como Lianna (1983); Media hora más contigo (1985); La increíble y verdadera historia de dos chicas enamoradas (1995). 


No obstante, con el paso del tiempo y a medida que la visibilidad lésbica comenzaba a ser una realidad -no mucha, tampoco nos engañemos-, el cine más comercial empezó a realizar esfuerzos por intentar reflejar la "vida cotidiana" de nosotras, las lesbianas, en sus películas, hasta alcanzar uno de sus mayores éxitos con el bodrio titulado "Rosas Rojas" en el 2005. ¡Qué manera de derrochar topicazos, estereotipos..! ¡Con qué facilidad asume todo el mundo en esa película que las protagonistas son lesbianas! ¡Qué chicas más monas, femeninas y coquetas! ¿Por qué ninguna de las protagonistas es gorda? ¿O tiene un aspecto varonil? Vamos, que son dos chicas de esas que se hacen a base de mucho represión patriarcal: monísimas, cuidadas, extremadamente delgadas... Y entonces es cuando una llega a pensar que la industria del cine ha dicho "sí a la visibilidad lésbica" pero "no, a la realidad de las mujeres lesbianas". Son incapaces de asumirlo o, simplemente, no les interesa.

Hechas las matizaciones pertinentes concretemos los tipos de finales posibles para estas películas.


CLASIFICACIÓN BÁSICA DE LOS TRES TIPOS POSIBLES DE FINAL DE UNA PELÍCULA DE "TEMÁTICA LÉSBICA"


CASO 1: Una de las protagonistas debe morir.

Este tipo de final es más propio sobre todo de décadas anteriores, entre los 70 y los 90. En ellas, la trama suele ser intrincada y  la relación emocional entre las dos protagonistas es, realmente, agotadora. Ahora sí, ahora no, que si las presiones de la sociedad, que si la familia, que si las amistades te retiran el saludo... 
Tomates verdes fritos. 1991

Finales como este, son más propios de películas protagonizadas por dos mujeres adultas en las que una de las dos es una lesbiana visible y la otra una heterosexual casada... o recién divorciada y descubre su orientación sexual. Ocurre pues que, cuando parece que la película remonta y el amor va a fluir en cantidades ingentes, ya sea por la aceptación de la heterosexual de su lesbianismo o porque su entorno social lo acepta -después de haberla estado torturando durante 120 minutos de película, no vamos a negarlo-, quienes escriben los guiones deciden que una de las dos deben morir. La manera clásica es un accidente fortuito, esto es, atropellada por un conductor borracho, un ladrón de poca monta que quiere robarle... ¡variedades infinitas! O, para hacerlo más trágico, le provocan una enfermedad mortal de esas que acaban con tu vida en unos meses y ¡zasca!, se acabó lo que se daba. 

La pregunta está si este final es sólo para demostrar que la película ha sido bien clasificada cuando se la cataloga en "drama", o si, inconscientemente, nos están mandando un mensaje que dice: "sí, podeís ser lesbianas y vivir como tales, pero el no seguir los mandamientos patriarcales tiene sus consecuencias y, la más radical es la muerte". Una manera muy asquerosa de limpiar la conciencia de retrógrados reprimidos que no pueden dejar vivir a las demás como les plazca.


CASO 2: Ambas protagonistas mueren.

Aunque resulte paradójico este es el mejor final de los tres posibles para este tipo de películas porque... ¿qué necesidad hay de matar a una de las dos y dejar a la otra viva para sufra? No, lo siento, me niego a creerlo. 
Las hijas del botánico (2006)

Este tipo de final es más propio de películas en las que cuyas protagonistas son más jóvenes y la relación de amor suele fluye de una manera más espontánea. Ambas jóvenes descubren de la mano su orientación sexual y se dejan llevar sin tener en cuenta, al menos no de manera consciente, las consecuencias que su entorno les tiene preparada.

Las muertes de estas chicas se producen fundamentalmente por motivos religiosos y/o culturales... Donde las consecuencias de no actuar bajo el mandato patriarcal son castigadas con la muerte.


CASO 3: Ambas protagonistas viven.

En este caso debemos diferenciar dos subtipos.

En los clásicos encontramos el final ambas vivas pero separadas. Es decir, aunque las/os guionistas se apiadan de la vida de las protagonistas de sus historias y no las matan, una de las dos no podrá soportar la presión social y acaba abandonando a la mujer amada por un hombre con el que casarse y crear una bonita a la par que coqueta familia tradicional en la que probablemente su vida se convierta en un infierno. Pero oye, que al parecer para los expertos de la industria esto es mucho más convincente y práctico que pasarse el resto de su existencia disfrutando de un estilo de vida que probablemente le reporte mucho sufrimiento por el entorno, pero del que indudablemente obtendrá muchos más beneficios emocionales...

En las películas en las que esto ocurre aparece, desde el principio de la trama, algún que otro hombre que intenta conquistar el corazón de una de las dos chicas, para que luego no podamos decir que no cabía esa posibilidad.
ROSAS ROJAS (2005)
La otra alternativa posible dentro de este tipo de final es vivas, juntas y felices e incluso, puede que coman perdices Y sí, visto de este podo puede parece el final deseado para todas y cada una de las películas. ¡Pero no se dejen engañar lesbianas del mundo! Este tipo de final es propio de películas más actuales en las que la industria del cine invierte muchos, pero muchos millones a cambio, eso sí, de ofrecernos unos estereotipos de lesbianas que responden más a los deseos sexuales de guionistas y heterosexules que de la propia realidad de las lesbianas.

En definitiva, que la realidad de las lesbianas, de puertas para afuera del colectivo, parece un mundo retorcido y conflictivo, en el que la felicidad no existe y la estabilidad de las relaciones parece inalcanzable, -la estabilidad o simplemente el vivir con total libertad la orientación sexual de cada una-. Por lo que, los que manejan la industria del cine entran en un bucle de moralidad y deSconocimiento, que acaba dando como resulTado películas que sería mejor no haber visto nunca.

No obstante, tranquilidad, insisto en la existencia de películas absolutamente maravillosas y que reflejan la realidad de manera mucho más objetiva pero, de ellas, hablaremos el próximos artículos.



lunes, 5 de agosto de 2013

"Películas Lésbicas": la predicción de la trama.

Hace meses publicaba el artículo "las librerías, reflejo de la situación de las mujeres en la sociedad", en la que planteaba, entre otras cosas, por qué las obras escritas por mujeres en las que sus protagonistas son lesbianas, eran catalogadas como literatura erótica. ¿Erótica a ojos de quién? ¿Bajo qué perspectiva? Si supongamos, la trama es policíaca, ¿por qué se considera literatura de temática lésbica o erótica? ¿Porque la protagonista tiene relaciones sexuales con mujeres y no con hombres? Entonces, por esa regla de tres, las novelas de Henning Mankell, sobre el inspector Wallander, ¿no deberían considerarse "novela heterosexual", en vez de novela negra? Y es que, ¿por qué en lo que respecta a las mujeres lesbianas se puede simplificar sin pudor, porque se sale de la mentalidad heterosexual, pero en el resto de obras se establecen todo tipo de clasificaciones?...

Dicho esto, podemos extrapolar las cuestiones planteadas con anterioridad sobre la literatura al campo del cine y la televisión. Si en una película las protagonistas son lesbianas... fin de las clasificaciones pues será para el ojo simplista, "cine lésbico". Y es este cine lésbico el que me propongo diseccionar en los siguientes artículos.

"Me siento extraña". 1997.
Bárbara Rey y Rocío Dúrcal.
Cuenta la leyenda que cuando una mujer empieza a plantearse su sexualidad necesita investigar y dar respuesta a la multitud de interrogantes que desbordan su mente. Unas, afortunadas ellas, la asumen como algo "natural" -que es lo que es- y actúan en consecuencia pero otras, más analíticas, optan por reunir material al respecto. Y así, sin quererlo ni beberlo, dan de lleno con el mal llamado "cine lésbico" y se ponen manos a la obra en busca de la película que dé respuesta a sus preguntas. Criaturitas, ¡TRANQUILIDAD! no pongan demasiadas en expectativas en ellas porque la realidad siempre supera la ficción.

Y a este punto, queridas mías, es al que quería llegar porque, ¡CUIDADO!, la crueldad o, en su defecto, la simplicidad, que contienen algunas de estas películas puede quitar las ganas de ser lesbiana a cualquiera. Bueno, las ganas tampoco, pero pueden desmoralizar sin duda alguna. Y no, con esto no me refiero al estupor que se le queda a una después de ver la película "Me siento extraña" de 1977, protagonizada por Bárbara Rey y Rocío Durcal, ¡faltaría más! Con esto me refiero a los dos elementos claves de toda película lésbica: por un lado, el desarrollo de la trama y, por otro, los tipos de final.


ESQUEMA BÁSICO DEL DESARROLLO DE UNA PELÍCULA DE "CINE LÉSBICO".

*Adevertencia: Este esquema es resultado de generalizaciones pero aún así es real. Lo cual, no quita que existan películas "lésbicas" cuya trama sea realmente interesante y sus actrices sean verdaderamente buenas. 

Cuando una ha visto dos o tres "películas lésbicas" sabe, inmediatamente, lo que va a ocurrir a continuación. Y no hay que ser una cinéfila empedernida para ello, simplemente, usar un poco el sentido común -o el que usan las/os guionistas, vamos-.

A continuación se presentan los dos esquemas básicos del desarrollo de dichas películas ateniendo al perfil de las protagonistas.

CASO 1: Cuando las dos protagonistas son mujeres adultas.

En estos casos las mujeres presentarán dos perfiles diferenciados. 

Por un lado, encontraremos a la mujer heterosexualcasada y, probablemente, con hijas/os... con el único fin de darle más "chicha" a la trama. Y, por otro, nos encontramos a la lesbiana abanderada de la visibilidad, que no se esconde y que, por azares del destino, ¡siempre se enamora de la persona equivocada! 

Ocurrirá, pues, que en algún momento de la película entre el minuto uno y el 15, concretamente, se conocerán y la lesbiana irremediablemente sentirá un flechazo, también conocido como amor a primera vista,  y quedará locamente enamorada. Mientras la otra, la heterosexual casada, sentirá una curiosidad extrema por esa lesbiana sexy... ¡JA, CURIOSIDAD! Siempre he creído que recuerda su adolescencia y lo mucho que disfrutaba retozando con sus amiguitas pero, obviamente, eso no sale en las películas.
"Saving Face". 2004.

Una vez que se conoce, la trama discurrirá por sí sola. La heterosexual que, por órdenes estrictas del guión-, poseerá el perfil de una mujer pasiva que no se ha planteado nada en la vida, sino en responder adecuadamente a las expectativas del patriarcado: matrimonio, reproducción... hará de la lesbiana su nueva mejor amiga. De esta manera, lo que comenzará como una amistad, en el sentido tradicional de la palabra, irá alcanzando unos niveles de intimidad excesivos que llenarán de sufrimiento y tormento a la lesbiana ante la apatía de la heterosexual. Y en este punto es cuando se encargan las/os guionistas de hacer que tengan una noche de borrachera, o una fiesta íntima o lo que sea, para que en un momento determinado de cercanía la "hetero" descubra que siente una atracción sexual y amorosa incontrolable hacia su amiga. Se dejarán llevar y  pasarán la noche "conociendo sus cuerpos", esto es, haciendo el amor como si no hubiera un final... -uf, que me pongo poética-. 

Una vez que esta escena termina llega el momento de la película en el que quien la está viendo pasa del modo "Chica, céntrate, no ves que te ama y tú a ella" al modo "deja a tu marido y disfruta de la vida".... Y tras varias horas de sí pero no, te quiero pero no, lo nuestro puede ser pero no, mientras continúan teniendo relaciones sexuales entre conflicto y conflicto, llegará el final... Pero quien desee conocer los tipos de final que pueden plantearse en toda película lésbica deberá esperarse al siguiente capítulo.


CASO 2: Cuando las protagonistas son adolescentes.

En estas películas, probablemente las protagonistas no se han, supuestamente, planteado su sexualidad, por lo que los perfiles de cada una de ellas no hacen referencia a su orientación sexual sino a su "actitud" ante la vida.

De esta manera, una será la chica "que cumple las normas" sin cuestionarlas y, la otra, será "la chica mala". Entiéndase, aquella que comete transgresiones tan brutales como fumarse un cigarrillo, usar maquillaje, llevar la falda del uniforme 5 cm por encima de lo permitido y dice palabrotas y usa el sarcasmo. Sí, el sarcasmo y la ironía son de chichas malas así que cuidadito.
"The Secrets". 2007.
En estas películas estas dos chicas se odiarán y, nuevamente, por azares de las/os guionistas, les tocará compartir algo, ya sea habitación en el internado, pupitre en el colegio... o cualquier nimiedad propia de la edad y sí o sí estarán obligadas a entenderse. Así pues, la chica mala empezará a convencer a la chica que cumple las normas para que se relaje y disfrute un poco más de la vida y, a su vez, la supuesta chica mala aprenderá cosas profundas de la vida de manos de su compañera.

Y entonces, en algún momento de la película, ambas descubrirán que se aman y tienen unas irrefrenables ganas de tener sexo la una con la otra, ¡Y LO TENDRÁN! Si en el caso anterior el problema giraba en torno a las responsabilidades en cuanto al marido e hija/o de la supuesta heterosexual, en este caso el conflicto girará en torno a lo bueno y malo de lo que están haciendo, sentimientos de culpa... Llegando al momento en el que una se plantea un futuro bonito y lleno de purpurina para ambas mientras, la otra, prefiere pasar por alto el amor y entra en modo "negación total". No obstante, para conocer los posibles finales habrá que esperar al siguiente post.


PD: El diferenciar a las protagonistas entre "heterosexuales" y "lesbianas" no es más que una manera de facilitar la explicación de los hechos, no encontrando connotaciones negativas en ninguno de los dos conceptos ni siendo utilizados de manera despectiva.