martes, 7 de mayo de 2013

Nosotras parimos, tú te callas.

Llevaba unos días con la idea de un nuevo artículo para el blog. Tenía que estar relacionado con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, fundamentalmente, centrado en el derecho al aborto libre y gratuito, en contraposición con las opiniones de la edad de piedra, que el actual Ministro de la In-Justicia y sus secuaces están todo el día pronunciado. Pero no podía, eran tal la cantidad de ideas que pasaban por mi cabeza, tanta la incredulidad, el desconcierto y, en definitiva, tan incontrolable la ira que se estaba apoderando de mí, que supuse que si empezaba a escribir me dejaría llevar por un odio nada fructífero. 


Pero hoy, 7 de mayo de 2013, después de que el maromo al que alguien nombró Ministro del Interior, el tal Fernández Díaz, más conocido por su pertenencia al Opus Dei -uhhhh qué moderno y democrático el asunto- que por los logros de su trabajo en lo que lleva en el cargo. Y que se suponía debía haberse hundido en las arenas movedizas después de su lapidaria frase, en relación a la protección del matrimonio gay, el pasado mes de abril.

"El matrimonio gay no garantiza la pervivencia de la especie". F. Díaz, Artículo 69. Versículo 666. 
-Ahora, el celibato es todo ventajas para la procreación, ¿no?-.

Pero hoy, definitivamente, se ha superado a sí mismo diciendo, "El aborto tiene algo que ver con ETA"... "pero no demasiado".


Así, que después de tener que escuchar como inmorales casposos como este tienen la frialdad de usar en la misma frase conceptos como "ETA" y "ABORTO", he descubierto que no importa cuanto tiempo pase, cuanto respire y/o cuanto intente evadirme, hoy dejarse llevar por el desprecio está más que justificado, hoy las palabras hirientes, afiladas como garras de dragón -acompañadas de su ardiente fuego saliendo de la boca- pueden decirse. Hoy, lo que algunos llaman educación -aunque cada vez hay menos, gracias Wert- no tiene por qué verse reflejado en este artículo salvo adoptando la forma de ortografía adecuada, o no.

Y es que resulta escandaloso cuánto menos, que en pleno siglo XXI, en un contexto mundial que parece haberse vuelto loco, -guerras, cambio climático, corrupción, explotación, recortes de derechos básicos, feminicidios, esclavitud...- que los debates y las legislaciones políticas, concretamente en España, sigan girando en torno a algo que parecía, al menos en el papel, absolutamente asumido. Es decir, los derechos de las mujeres, son derechos humanos. Y la protección de los derechos reproductivos de las mujeres son innegociables.

Diversos son los Tratados y Convenios Internacionales, comnitarios, nacionales... que a lo largo de las décadas nuestros gobernantes españoles se han enorgullecido al firmar. Documentos y textos que quedan hermosamente escritos en papel pero que, con cuya firma y ratificación, están adquiriendo un compromiso para velar por el cumplimiento de determinados principios que garanticen el bienestar de ciudadanas y ciudadanos. -Y añado lo de las implicaciones de firmar determinados convenios por si algún político lee esto y no lo sabía, -.Y con este furor de firma de cartas de derechos que los gobernantes españoles han realizado con la ONU, la Comunidad Europea... ¿con el Vaticano? y todos esos organismos tan selectos de los que, al parecer, es imprescindible formar parte para participar en este insufrible juego mundial de globalización y capitalismo, a nuestros políticos se les olvidó cumplir con sus responsabilidades.

Porque, ignorante de mí, hasta hace poco había pensando que en los derechos se avanza, no se retrocede. Que los derechos de las personas se van ampliando con el paso del tiempo, sus garantías, su protección pero que "recortarlos" sólo era muestra de la vuelta a una dictadura... Ejem. Sin embargo, lo que nunca  entenderé es esa necesidad incontrolable de controlar y legislar sobre el cuerpo de las mujeres. Ese impulso de determinar qué es lo que podemos y lo que no podemos hacer con nuestros cuerpos. Y no estaría tan terriblemente enfadada si esa legislación se realizara para ofrecernos a nosotras, las mujeres, todo un colchón de protección y seguridad sustentado en cuatro pilares cargados de derechos de la salud sexual y reproductiva. Pero no, la legislación que este gobierno retrógrado y asesino -ya se puede decir que es asesino: víctimas de desahucios, abandonados por la Ley de Dependencia; cierre de centros médicos que impiden a las personas operarse y además, víctimas de violencia de género (mujeres, niñas/os...)- se empeña en controlar y decidir lo que está bien y lo que está mal en relación a nuestros cuerpos.

Han decidido que será ilegal que decidamos que no queremos continuar con un embarazo -no voy a entrar aquí en los supuestos porque sufriría una combustión espontánea- así que somos asesinas y debemos ser castigadas al más puro estilo de Eva en el Paraíso, que este gobierno es un amante de los clásicos de ciencia ficción. Han establecido que debe estar bien estipulado en qué casos podemos abortar y en cuales no. ¿Se nos ha preguntado algo? No. ¿Se han tenido en cuenta las diferentes circunstancias y situaciones que tenemos las mujeres, o se ha jugado a la simplificación de la realidad de las mujeres en un par de supuestos fácilmente codificables para sus mentes simples y machistas? ¿Se ha planteado esta gente trabajar para transformar los cimientos patriarcales de esta sociedad en vez de intentar controlarnos y someternos a sus ideales absurdos? Tampoco.

"El derecho a la vida del feto"... -creo que tiene tatuado Gallardón en el pene-. ¿Y el derecho a la vida de las mujeres que desean abortar y a las que usted está condenado a practicarse abortos clandestinos sin ningún tipo de seguridad qué? ¿Qué demonios les pasa a los de su especie que se preocupan más por lo que están en el cielo -y creo que no son los aviones, queridas ateas mías- y por los grupos de células que son los fetos que por las mujeres que los llevan dentro? ¿Pero qué tipo de serrín barato tienen en esas cabezas? ¿Pero cómo puedes hablar de defender la vida de algo que no ha nacido y negársela a quien ya está en la Tierra? ¿Pero a qué vienen a nosotras con paternalismos legislativos si ustedes están incapacitados para llevar vida dentro? Porque no, queridos míos, tener los testículos llenos de espermatozoides no los convierte en seres capaces de dar vida. 

Para terminar sólo una cosa. Comparar el aborto con el terrorismo es un absurdo general pero, ¡cuidado!, tengan mucho cuidado con lo que se legisla. Porque las mujeres constituimos el 52% de la población, y las mujeres somos las que podemos y decidimos si queremos dar vida. Por ello, no digan que no están advertidos, si un día los millones de mujeres a las que ustedes les están negando sus derechos y enviándolas irremediablemente a padecer multitud de daños físicos, psicológicos e, incluso, la muerte salimos juntas a la calle y exigimos lo que es nuestro, lo que siempre ha sido nuestro... y se girarán las tornas. Y puede, incluso, que ese día salgamos acompañadas de esas hijas e hijos no deseados que hayan venido al mundo, a una sociedad en la que no se protege la maternidad, no se protege a las mujeres y mucho menos se va a proteger a los menores no deseados que serán institucionalizados -o no, si siguen recortando- y que irremediablemente vivirán en contextos poco adecuados para su pleno desarrollo, por el simple egoísmo de unos pocos a los que les apeteció legislar sobre lo ilegislable, el cuerpo de nosotras, las mujeres.

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